Sociedad organizada frente a las macroplantas fotovoltaicas
Hace ya algunas semanas, se puso en contacto con nosotros un señor que se identificaba como del Institut Cerdá, porque estaba entrevistando a colectivos que tuvieran algo que decir con respecto a los macroproyectos de plantas fotovoltaicas que se estaban presentando para construirse en la zona. Por supuesto accedimos a la entrevista que se produjo unos días antes de la feria.
Tras visitar su página web, vemos que el Institut Cerdà es una fundación privada independiente, con casi cuarenta años de experiencia, que se dedica a asesorar y acompañar a los agentes y organizaciones públicas y privadas en la toma de decisiones estratégicas.
Por lo que sabemos, también entrevistaron a miembros de colectivos y asociaciones del Valle del Guadalhorce, así como a algunos alcaldes y concejales.
Nosotros, Izquierda Unida en el Guadalhorce, como organización política y social queremos contarles a qué venía el Institut Cerdá, que nos preguntaron y qué les dijimos.
A la entrevista se presentaron dos señores muy educados, Jordi y Lluís, con responsabilidades de dirección en áreas distintas del Institut. Empezaron contándonos qué era el Institut Cerdà y nos dijeron que querían entrevistarnos porque les habían contado que en Izquierda Unida en el Guadalhorce teníamos una posición política sobre las macroplantas fotovoltaicas y querían conocerla. Antes de contestar a esta pregunta, lo primero que nosotros le preguntamos fue la finalidad de los datos o conclusiones que sacaran de la entrevista. Ahí nos respondieron que hacían informes para sus clientes, que solían ser grandes empresas, entre las que citaron a Repsol, y que con los resultados de ésta y otras entrevistas pretendían elaborar un manual de “buenas prácticas”. Tras esta respuesta les explicamos la postura política de IU en el Guadalhorce:
- En primer lugar no estamos en contra de la energía solar y fotovoltaica; de hecho, llevamos años, como IU, advirtiendo de la necesidad de un cambio en el modelo energético, apostando por las energías renovables y la transición hacia un modelo menos consumista, como modo de paliar el calentamiento global.
- Como muestra de que no estamos en contra de la energía fotovoltaica, establecemos una serie de prioridades en la implantación de placas solares:
- Primera prioridad instalar placas fotovoltaicas en todas las cubiertas y espacios urbanizados que técnica y eficazmente lo permitan.
- Segunda prioridad: espacios degradados ya conectados a través de líneas eléctricas existentes, como vertederos abandonados, canteras irrecuperables, etc.
- Tercera prioridad, plantas fotovoltaicas de pequeño tamaño, de menos de 5 megavatios, lo más cercanas posible a los puntos de conexión o a las líneas de evacuación ya existentes.
- La última prioridad sería la implantación de alguna gran planta en lugares donde se desmantelen centrales nucleares o térmicas, situación que no se da en el Valle del Guadalhorce.
También estaban muy interesados en conocer qué se había hecho mal para que hubiera tanto rechazo social.
A esto les respondimos que empezando por el procedimiento, que ha provocado que haya una auténtica invasión de más de 100 proyectos de macroplantas fotovoltaicas, con nuevos tendidos eléctricos de alta y media tensión que desde una central proyectada cercana al punto A van a un nodo de conexión a 30 kilómetros en el punto B, mientras otra central, proyectada cerca del punto B proyecta otra línea de cables desde ese punto B a un nodo de conexión cercano al punto A; es decir, que los cables de las plantas proyectadas se cruzan proyectando cientos de kilómetros de innecesarias líneas de alta tensión.
Todo este despropósito nos puede dejar unas comarcas en las que una parte importante de las tierras agrícolas y ganaderas se vean ocupadas por grandes plantas fotovoltaicas y las que no se ocupen, surcadas por líneas eléctricas de baja, media y alta tensión en diferentes direcciones. El impacto sobre el paisaje, la fauna (especialmente aves, pero también otros animales), el turismo, la economía e incluso la agricultura y ganadería de cercanía puede ser atroz.
Otro de los elementos que provoca tanto rechazo es que a los propietarios de los terrenos se han dirigido empresas intermediarias “conseguidoras”, que lo único que querían era poder decir que contaban con esos terrenos para poder presentar los proyectos. Una vez conseguido el proyecto, lo venden a una empresa que sería la que realmente. Esto provoca que muchas veces se haga a los propietarios promesas, cuando menos engañosas y no se les cuenten elementos como la posibilidad de expropiación, etc.
Finalmente, también la avalancha de proyectos, más de 100 en la provincia de Málaga, que supondría una auténtica neocolonización de los territorios, que, además, provocan en los Ayuntamientos y colectivos, tanto sociales como políticos, un desborde de sus posibilidades de análisis, estudio y alegación.
Se interesaban finalmente los entrevistadores del Institut Cerdà, por la posibilidad de reconducir la situación; por qué han hecho mal las empresas. Ante esta pregunta nuestra respuesta fue que en estos momentos la sociedad se ha organizado y el rechazo a los macroproyectos fotovoltaicos es generalizado, trasladándose también este rechazo a las formaciones políticas. En estos momentos la solución que demandamos todos los agentes implicados desde los territorios es paralizar todos los proyectos para apostar por un modelo energético distribuido con apoyo y ayudas a la implantación de placas fotovoltaicas en todos los tejados, además de apostar por el ahorro y el decrecimiento energético.
Tras esta primera actuación, antes de aprobar ningún proyecto se debe elaborar, con la participación de los Ayuntamientos, los colectivos sociales y la Junta de Andalucía, un mapa de lugares donde se debe y donde no se deben implantar plantas fotovoltaicas, siempre de pequeñas dimensiones y cercanas a polígonos industriales o lugares urbanizados de alto consumo energético.
Esto básicamente es lo que les dijimos desde Izquierda Unida. No sabemos qué les dijeron los alcaldes o concejales entrevistados.
Por tanto, como resumen, el Institut Cerdà venía a obtener información acerca de qué estaba pasando para que hubiera tanto rechazo social, luego mucho se está haciendo bien y por ello felicito a los colectivos y asociaciones que se están “echando a la espalda” el trabajo de informar a la población, a los propietarios, y de elaborar las alegaciones que numerosos ciudadanos y ciudadanas, así como colectivos, están presentando frente a estos nefastos proyectos. También les transmitimos que la sociedad en el Valle del Guadalhorce ya se ha organizado y que no va a dejar de trabajar para que este despropósito no siga adelante. Y finalmente, les dimos nuestras prioridades en la implantación de placas solares, empezando por todo lo que ya está urbanizado.
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